Publicada originalmente en 1932, esta obra de juventud de Arnaldo Momigliano conserva toda su vigencia. Es un clásico de la historiografía del siglo XX. No es ésta una biografía del emperador Claudio (41-54 d.C.) sino un ensayo histórico en el que se abordan con lucidez algunos aspectos claves del gobierno de este emperador pedante, contradictorio e inseguro, según lo retrató Tácito, pero también cosmopolita y defensor del poder autocrático dinástico, aunque muchas veces se dejaba arrastrar por la nostalgia del pasado oligárquico y republicano, ya irrecuperable. Trabajos rigurosos como éste deben ayudar al lector a equilibrar la imagen caricaturesca y psicológicamente enfermiza que ofrece la literatura antigua, y también la moderna, como la recreación novelada de Robert Graves.
Arnaldo Momigliano (1908-1987) es uno de los más distinguidos clasicistas y especialistas en Historia Antigua del último siglo. Docente de la Universidad de Turín (1936-1938), se trasladó a Gran Bretaña, donde ejerció la mayor parte de su actividad docente, sobre todo en Oxford y en Londres.